Lupe

Lupe Vélez

Hay artistas cuya auténtica obra es su propia vida y no aquéllas que realizan. La actriz mexicana Lupe Velez es un claro ejemplo de esto.

Siendo aún una adolescente deja México y se traslada a Hollywood con el claro objetivo de convertirse en una estrella de la gran pantalla. Su poderosa belleza latina llama pronto la atención y en 1927, con tan sólo 19 años, obtiene su primer gran papel, en el film de Douglas Fairbanks, The Gaucho. No tarda en ser conocida en el mundillo como la mexicana explosiva, por su fogoso y apasionado carácter, que también trasladaba a su dormitorio, por el que empezaron a desfilar los mejores sementales hollywoodenses, comenzando por John Gilbert, y continuando por su compañero de reparto en El canto del lobo (1929), Gary Cooper, con el que entabló un ruidoso y volcánico romance que duró varios meses de intensa actividad sexual.

Lupe Vélez

Mientras tanto, su labor profesional discurría en mediocres films en los que siempre interpretaba el mismo papel: la torrencial e indomeñable vampiresa latina. Paradójicamente, fue una de las pocas estrellas del cine mudo que consiguió continuar su carrera cuando llegó el sonoro. A partir de la película de 1933 Hot Pepper encuentra su nicho, la comedia ligera en la que se parodia a sí misma como devorahombres exótica, siempre rodeada de cómicos gesticulantes.

Ese mismo año ocurre el encuentro clave con un recién llegado a Hollywood, el atlético, varonil y apetecible campeón de natación Johnny Weissmuller, con el que se casa. El amor de su vida. Este matrimonio fue una de esas relaciones tormentosas de peleas, reconciliaciones, riñas públicas, separaciones, y vuelta a empezar. Weissmuller no podía entender la costumbre que hizo famosa a su esposa en las mejores fiestas de la ciudad: alzar su vestido hasta los hombros, algo que no hubiera sido tan llamativo si no fuera por la particularidad de que la Vélez no solía llevar ropa interior, a la que parecía ser alérgica.

A pesar de las continuas disputas de ambos, las fases de tregua eran intensas y muy aprovechadas, ya que Weissmuller llegó en varias ocasiones al rodaje de sus films con claras y visibles marcas de las uñas de su mujer en el pecho y en la espalda, o señales de su dentadura en el cuello. Auténtico amor-odio. Se divorcian en 1938.

Lupe Vélez

A partir de este momento, la vida y la carrera de Vélez se empiezan a deslizar pendiente abajo. Ya no obtiene papeles en títulos importantes y pasa a ser una figura decadente en la serie B. Sus necesidades sexuales son cubiertas por actores de segunda fila, especialistas, y demás profesionales del negocio, para recalar finalmente en el destino de muchas ex-estrellas maduras: los gigolós más o menos profesionales. Intenta endezar su rumbo volviendo a México para protagonizar una adaptación de la novela de Zola, Nana, que es bien recibida, pero no el éxito que ella esperaba. Despechada, vuelve a Hollywood, donde empieza el capítulo final.

Es 1944. Lupe está embarazada. El padre es un tal Harald Ramond, su último amante. Estalla entonces un conflicto en la contradictoria personalidad de la actriz. A pesar de su estilo disipado de vida es una ferviente católica, que no puede abortar, ni tampoco vivir con la vergúenza de ser una madre soltera. Intenta convencer a su amante de que se case con ella, pero éste tan sólo accede a celebrar una boda-farsa, con el compromiso de que Vélez firme un documento privado en el que reconozca que la ceremonia se celebraba simplemente para dar un apellido al niño que venía en camino. También se especula que Ramond pidió dinero para realizar esta pantomima, pero es un extremo no confirmado. Vélez, harta del botarate, estalla y comunica a una periodista amiga que su compromiso con Ramond está roto. El fin está muy cerca.

Lupe Vélez

Además de su embarazo no deseado, Lupe está arruinada. Ella sigue manteniendo su alto tren de vida, puesto que en la ciudad la firma de una estrella sigue valiendo. Compra cosas y firma las facturas que sabe que no pagará. Prepara con todo lujo de detalles su última noche. Se pone su mejor vestido, su mejor lencería, e invita a cenar a sus dos mejores amigas, Estelle Taylor y Benita Oakie, esposa de Jack Dempsey. Comida mexicana, copas y confesiones. La starlet les comenta que está cansada y que no podría asesinar a su bebé. Antes se mataba ella. Vélez vuelve a su mansion de North Rodeo Drive a altas horas de la madrugada. Sola.

Su doncella descubre el cadáver de la actriz la mañana siguiente. En el dormitorio hay un rastro de vómito que conduce hasta el baño. La criada encuentra a su ama allí. Se había tomado un buen montón de pastillas, concretamente seconal, que interactuaron con la comida mexicana y le provocaron violentas convulsiones gástricas, que impulsaron a una medio insconsciente Vélez hasta el baño.

La versión oficial del suicidio fue que había sido encontrada en su cama, como si durmiera plácidamente. Había dejado una nota:

«To Harald,
may God forgive you and forgive me too but I prefer to take my life away and our baby’s before I bring him with shame or killing him,
Lupe.»

Tenía 36 años.

Lupe Vélez y Gary Cooper

Para la realización de este artículo me he documentado en la Red y con el (recomendable) libro de Kenneth Anger [+], Hollywood Babilonia.

6 comentarios sobre “Lupe

  1. Qué fotos más bonitas.Qué historia más interesante.Qué arte tiene usted contando las cosas,Dios mío.Me he quedado con ganas de seguir leyendo.¿Es usted escritor?

  2. 36 años! llevó una vida realmente intensa y movida

    el Gary Cooper de esa última foto, tiene una pinta envidiable. Cuando leí el texto no me lo imaginaba en un romance ‘volcánico’, con su imagen típica, pero a partir de esa foto sí

    gracias

  3. Creo que la Vélez merece una película de alto presupuesto en Hollywood. Su vida es un excelente argumento, hay de todo: éxito, sexo, amor, tragedia… bien combinados (bien dirigidos) pueden dar una obra taquillera lo menos ¿no?

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